
Las corrientes eléctricas se han usado en medicina desde hace más de un siglo. La corriente de alta frecuencia en el rango entre 0,3 y 100 MHz se define como corriente de radiofrecuencia (RF).
La radiofrecuencia es un tipo de emisión dentro del espectro de ondas electromagnéticas, que son parte de la radiante de la corriente eléctrica y se forman por la aceleración de las cargas eléctricas en un medio conductor.
La RF sólo produce efecto térmico en tejido vivo dependiendo de las propiedades eléctricas del tejido. Las ondas transmiten la energía por vibraciones de sus campos electromagnéticos y esta energía es absorbida por los cuerpos, lo que provoca diversos efectos biológicos.
El objetivo de la radiofrecuencia es crear calor, lo producen interactuando con las estructuras y moléculas del tejido donde se aplican por un movimiento iónico y por la agitación de las moléculas polares (dipolos), lo que genera calor, por tanto, podemos decir que la energía electromagnética, se traduce en energía cinética y está en energía térmica.
Al alcanzar la piel temperatura 39 – 45 º C provoca tensado térmico de los septos fibrosos.
La vasodilatación favorece aumento del flujo sanguíneo y de la oxigenación. Con el aumento de temperatura mayor a 45 º C los lazos del colágeno, sensibles al calor, empiezan a romperse. En un proceso de transición, la proteína se transforma de una estructura cristalina altamente organizada a un gel desorganizado (Desnaturalización). El calor favorece aumento de la formación de proteínas de choque térmico sobre todo de HSP-47, imprescindible para la correcta producción y ensamblaje del nuevo colágeno. Al calentar terapéuticamente los tejidos profundos favorece el drenaje a las zonas afectadas con edema por el fluido retenido y los productos catabólicos. A una temperatura entre 39-45º C a nivel del adipocito se estimula el efecto lipolítico, que libera ácidos grasos libres y glicerol. La radiofrecuencia no es cromóforo específica, puede tratarse cualquier tipo de piel según la clasificación de Fitzpatrick.
Indicaciones de la Radiofrecuencia Monopolar
- Paniculopatía edematofibroesclerótica (celulitis).
- Flacidez corporal.
- Adiposidad localizada.
Contraindicaciones de la Radiofrecuencia Monopolar
- Marcapasos.
- Embarazo y lactancia.
- Neoplasias cutáneas.
- Prótesis metálicas e implantes.
- Hepatopatías y coagulopatías.
- Colagenopatías.
- Pacientes con piercings que no accedan a quitarlos.
Efectos Secundarios de la Radiofrecuencia Monopolar
- El eritema y el edema que se observan con frecuencia desaparece en horas.
- Dolor leve.
Los efectos colaterales más graves son:
- Erosiones.
- Atrofia grasa.
- Quemaduras.
- Cicatrices.
- Pigmentaciones.
Hay distintos tipos de RF, la radiofrecuencia MONOPOLAR se caracteriza porque un electrodo o aplicador, requiere de la colocación de una placa de retorno en el paciente, hacia donde se dirigirán las ondas electromagnéticas, con la capacidad de penetrar más en profundidad.
El calentamiento mantenido de los tejidos provoca un daño térmico controlado, es decir, consigue producir un estímulo a la producción de colágeno y elastina de la piel, y por tanto, el efecto conseguido será una mejoría en la calidad de la piel, en la apariencia de pequeñas arrugas, en la tensión, y por tanto, mejoría de la flacidez, tanto a nivel facial como corporal.
Además, y gracias a aplicadores específicos de la zona vaginal, se consigue realizar un rejuvenecimiento vaginal consistente en mejoría de la lubricación vaginal gracias al engrosamiento dérmico, con un restablecimiento de la salud íntima, mejorando síntomas típicos de la post-menopausia como son la sequedad, el ardor local, la falta de lubricación y las molestias con las relaciones sexuales.
Ajustando los parámetros, gracias a un control de temperatura por planos de profundidad, de forma que mantengamos la superficie aislada, podemos focalizar que la radiofrecuencia produzca calentamiento dirigido exclusivamente al compartimento graso, y de esta forma, provocar la destrucción de las células grasas (“adipocitolisis”), y con ello, una reducción de volumen.
Por tanto, la radiofrecuencia es una tecnología no invasiva que puede aplicarse en diferentes zonas corporales (rostro, abdomen, flancos, brazos, muslos, glúteos, vagina…) con diferentes objetivos (mejorar flacidez, reducir grasa localizada, mejorar calidad de piel y mucosas) en función de los parámetros seleccionados, y siempre tras un diagnóstico individualizado se establecerá el nº de sesiones (generalmente un mínimo de 3) y la periodicidad de las mismas.
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